Los Reyes que eran magos

Las Navidades van llegando a su fin. Sólo queda esperar a los Reyes Magos. A estas horas están ya muy cerca de cada uno de nuestros hogares desde que iniciaran su largo recorrido desde Oriente. Hoy es día de ilusión contenida y de espera impaciente. Miles de niños, y no tan niños, aguardan intranquilos la visita de sus Majestades de Oriente.

Es una de las tradiciones que más me gusta del año. Guardo un especial recuerdo de mi infancia de todos los días 6 de enero. Y eso que antes, o al menos en mi casa, sólo recibíamos un par de regalos por niño. Nos tirábamos todas las vacaciones hojeando una y mil veces la revista de juguetes de unos grandes almacenes, que todos conocemos, y que nos repartían en el colegio a mediados de diciembre, cuando comenzaban las Navidades, por entonces.

La víspera de la llegada de los Reyes Magos era intensa. La cabalgata conseguía convertir mis sueños en algo cada vez más real. Ya estaban cerca y muy pronto esos juguetes serían míos. Siempre ocurría lo mismo. Mis padres me llevaban a una juguetería que había cerca de casa. Me sabía aquellos juguetes de memoria. Elegía y cambiaba de opinión varias veces y finalmente me decidía y echaba mi carta al buzón, con sello y remite incluido.

La noche era larga. Casi nunca lograba conciliar el sueño fácilmente. Me acostaba pronto, como manda la tradición, y daba mil vueltas en la cama imaginando cómo entrarían los Reyes en mi casa, por dónde, quién dejaría los regalos, si se tomarían el turrón que les había dejado preparado, si me despertaría justo en el momento de su visita convirtiendo su presencia en puro humo, si me traerían lo que había pedido, porque no siempre cumplían su misión como una había esperado.

Antes pedíamos muñecas, las niñas; coches, los niños; y, en general, juegos de mesa para compartir con los hermanos. Nos hacía ilusión todo lo que no estaba a nuestro alcance diario. Ahora los juegos han dejado de ser inocentes para convertirse en consolas interactivas, eliminando toda posibilidad de generar imaginación. Antes, Barrio Sésamo, ahora La bola del dragón o quizás algo peor. Me quedo con Espinete y el Mi Nene. Felices Reyes niños y también para los que un día lo fuimos.