Malas madres

Retomo mis pensamientos del día a día, aquellos que tenemos cuando todo marcha bien aunque, en ocasiones, nos sintamos hundidas. No hay nada como alejarse de la rutina para tomar conciencia de la gravedad o no de las cosas, para relativizar los pequeños obstáculos que nos va proponiendo la vida y afrontarlos como se merecen.

Dicho esto, me meto en faena. En uno de mis temas estrellas: la maternidad actual. El de la mujer en estado maduro. El de esa mujer que asume, casi como si fuera congénito a ella, más de las funciones que implica el ser madre. Andaba yo en este pensamiento cuando me topé con un blog que me encantó. Se trata de «Malas madres».

Me llamó la atención el nombre, porque nadie piensa que una madre sea mala. O, al menos, no lo es conscientemente. Y es ahí donde entra nuestra poderoso subconsciente. Ese que nos juega muy, pero que muy, malas jugadas. Comencé a leer su decálogo, o lo que es lo mismo, un cuestionario en el que si coincidías en las respuestas señaladas, te identificabas con el ideario bloggero. Y así fue. Soy una mala madre ¡Bienvenida al club!

Navegando entre sus posts cada vez me sentí más identificada. Aquí se habla de madres perfectamente imperfectas, de sentimiento de culpa constante por dejar de estar o hacer algo con nuestros hijos, de mujeres comprometidas con su maternidad, de renuncias, de sacrificios, de responsabilidades, de malas noches y también, claro, de lo felices que nos sentimos, pese a todo, de nuestra decisión de ser madres. Además del fondo, me encanta la forma de este blog, su estilo vintage. Os invito a conocerlo: http://clubdemalasmadres.com/