Aventura laboral

Nunca imaginé que buscar empleo fuese un trabajo en sí mismo. Por suerte nunca me he visto en una situación límite. He de decir, haciendo honor a la verdad, que siempre he encarrilado un trabajo con otro y que, en realidad, he ido mejorando. Por otro lado, eso es lo propio o lo natural en la vida profesional.

Ahora atravieso uno de esos momentos de la vida en que una no sabe cómo enfocará su futuro laboral. Esa incertidumbre me pesa, y mucho, en estos días. Por un lado, recurro a mis ejercicios mentales de obligado cumplimiento para transformar las sombras en luces. Quiero creer que los últimos años dedicados a la investigación de la historia, más concretamente, de la comunicación social, han de revertir en resultados óptimos. Me esfuerzo diariamente en creer este axioma. Pero, rápidamente, brota mi vena pesimista/ realista, (yo versus el resto de los mortales), y me ofrece la cara más amarga de la situación económica actual. Supongo que es una cuestión de actitud.

Lo cierto es que me considero una mujer luchadora, cuyas únicas armas son su alto sentido de la responsabilidad y su tenacidad ante la adversidad. Nunca fue mi línea la de quejarme sin intentar el cambio. Sigo en la misma. Pero cuando me asomo al mercado laboral me da mucho vértigo.

Se va cerrando el ciclo que me ha permitido un periplo de cuatro años por el mundo de la investigación científica. Lo cierto es que creo que, pase lo que pase, ha merecido la pena. Quiero pensar que este viaje que me ha conducido a la calidad de doctora, servirá en un futuro, aunque sólo sea como reconocimiento propio de un sueño alcanzado.

No sé qué me depara el destino, pero lo que tengo claro es que siempre seré periodista, mi verdadera vocación. Lo estudié y lo ejercí hasta hace no mucho. Regresar a los medios es casi una utopía. Creo que, por mi última formación, mi perfil encajaría más en trabajos a largo plazo, de investigación y análisis, quizás en el ámbito de la comunicación y la cultura. Lo cierto es que si no puedo adueñarme del término “periodista” en toda su plenitud sí que podré seguir siendo “relatona” de historias, al menos desde aquí.