De vuelta al trabajo

Ya estoy de vuelta. Después de unas largas y merecidas vacaciones regreso con más ganas que nunca de escribir mis pensamientos en este blog. Tantas semanas de vacaciones no son buenas. La mente se relaja demasiado, se dispersa y es difícil volver a concentrarse. Aunque, por otro lado, creo que es el tiempo necesario para desconectar de las presiones y disfrutar del bien más escaso: el tiempo.

Lo cierto es que esta reflexión tiene como tema central eso mismo, «la vuelta al cole», en mi caso, «la vuelta al trabajo». Qué lejos quedan esos meses de septiembre en que uno comenzaba curso después de tres meses de libertad y con el equipo completo renovado, ¡qué bien olían los libros nuevos! ¡qué bueno volver a ver a los compañeros de clase para contarles nuestras vivencias! Lo cierto es que no hay nada mejor que un reencuentro entre amigos en la infancia. Todos viajamos un poco al pasado en esta época, sobre todo los que tenemos niños.

Las vacaciones siempre suponen una ruptura con la cotidianidad y regresar a las rutinas es difícil para todas las edades. Aunque yo las considero necesarias. Después de algún tiempo ociosa, he de decir que mi vida necesita algo de orden. Pero esto es cuestión de personalidad. Los que me conocen saben que soy excesivamente organizada. Quizás demasiado, para desconsuelo de otros. 

Para algunos las vacaciones son motivo de disputa o distanciamiento, precisamente por la falta de hábitos. Las estadísticas han demostrado que el porcentaje de divorcios tras el verano asciende considerablemente. Y las razones no son otras que incompatibilidad de caracteres durante un tiempo prolongado. Lo triste es que muchas parejas «funcionan» sólo cuando se tratan un par de horas al día, sólo un par. Lo demás es un exceso.

Hay gente que regresa al trabajo con una depresión, hoy conocida como «postvacacional», o sea lo que comunmente se conoce por pereza, de toda la vida. En la sociedad en que vivimos nos vemos obligados a crear nuevas patologías porque ahora lo más esnob es acudir al psicoanalista periódicamente. En conclusión, las vacaciones perjudican seriamente la salud y las relaciones, salvo para quienes las disfrutamos en su medida y cuando finalizan regresamos a nuestras vidas porque es lo que toca, sin más. ¡A trabajar!