[singlepic=4,175,,,left] Llega el verano y con él las anheladas vacaciones. Es el momento de romper con la cotidianidad y abandonarse al ocio y al descanso. Para unos el destino será la playa, para otros la montaña, habrá quienes se queden en la ciudad o quienes prefieran los viajes exóticos, o quizás, los culturales.
Lo que buscamos en esta época del año es el esparcimiento, o dicho de otro modo, aquellas actividades que nos relajan y/o divierten y, a veces, ¿por qué no?, también la falta de actividad. Deseamos, en definitiva, tiempo libre para disfrutar de lo que nos hace felices: la familia, los amigos, la soledad…
Es éste un punto y aparte en mi cuaderno de bitácora. Me retiro por unas semanas para retomar el púlpito de las ideas con energías renovadas. Pero dejo la puerta abierta para quienes quieran pasar y dejar sus opiniones. Serán todas bienvenidas. Estaré encantada de atenderlas a mi vuelta.
Me marcho con la satisfacción de ver cómo este blog, nacido hace apenas tres meses, es visitado con alta frecuencia. Verlo crecer es una experiencia muy gratificante que se refleja en el número de lectores (una media de 1500 visitas mensuales). No hay nada más reconfortante que sentirte escuchado y saber que hay gente que te sigue, que espera tus reflexiones.
Os pido encarecidamente que permanezcáis cerca. Apelo a vuestra fidelidad para que no os olvidéis del mentidero en este tiempo. Os agradezco muy de veras vuestra presencia, transparente, invisible, etérea, pero real. Y, finalmente, sólo me queda desearos a todos un feliz verano.