Siempre con las víctimas

Suma y sigue. Otro inocente más ha caído como consecuencia de la sinrazón. Hubo un tiempo en que ETA sólo mataba a militares y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Un sector que, en otros tiempos, se podía identificar con los valores más reaccionarios. El resto de la sociedad estaba a salvo. En esos años, la ETA justificaba sus acciones violentas en pro de un discurso ideológico. Nunca habrá justificación para un atentado terrorista. Pero en aquel momento, eran muchos los que miraban hacia otro lado.

Después le llegó el turno a la clase política. Los concejales de los partidos democráticos se vieron en el ojo de mira de la banda asesina. Y la sociedad empezó a reaccionar como nunca antes lo había hecho. ETA sesgaba sin piedad  la vida de hombres por defender unas ideas. De nuevo, ETA intentaba enmascarar sus acciones en axiomas doctrinales.

Y pasó el tiempo. Y la banda fue incorporando a la lista de las víctimas, personas civiles sin filiación política ni profesional. Y entonces, ¿qué alegaron? ¿qué se pasó por la mente de aquellos españoles que habían permanecido impasibles ante la mayor oleada de atentados terroristas que conoce nuestra historia reciente? Razonamientos nacionalistas.

Buscar explicaciones ante cualquier atentado terrorista, de cualquier índole y/o banda, es legitimar el discurso terrorista. Ahora son muchos los que ven en el asesinato del brigada Luis Conde una reacción a la ilegalización del Partido Comunista de las Tierras Vascas. En definitiva, damos por válidas unas acciones violentas como consecuencia de otras legales y democráticas.

No es éste el camino. No puede haber tregua para quienes defienden sus ideas con las armas. No son «comandos» ni «lucha armada» son los cobardes del «tiro en la nuca». Siempre han actuado igual. Sus postulados no cambian. Hay que vencerles con las herramientas que nos ofrece el Estado de Derecho. Hay que persistir en esta idea. Ser constantes. No podemos tirar la toalla ahora, después de tantos años y tantas vidas. No es justo. Hagámoslo por las víctimas.