La información intencionada, ¿debe ser noticia?

¿Debemos creernos todo lo que sale en la tele, leemos en los periódicos o escuchamos por la radio? Los medios de comunicación se dirigen a un público heterogéneo, compuesto por unidades individuales cuya capacidad crítica es dispar. A pesar de que existe un sector de lectores, oyentes, telespectadores con juicio propio existe una gran masa a la que consiguen aleccionar con poca dificultad. 

Es difícil asimilar de los mensajes periodísticos sólo la parte informativa. Toda noticia, por muy objetiva y veraz que sea, -pilares en los que debe residir este género- conlleva una leve, como poco, connotación. La propia selección de la noticia es un ejercicio de «elección» del resto de acontecimientos que conforman el orden del día.

Aparte de estas cuestiones, pautas y formas del ejercicio del periodismo que se enseña en las universidades y escuelas, me gustaría sacar a relucir aquí los prejuicios que transmiten los medios, de manera casi automática y pareciera que de forma no intencionada, aunque esto, claro, es discutible.

Pongo algún ejemplo. Con motivo del nombramiento de Mª Dolores de Cospedal como secretaria general del PP, he escuchado/leído/visto en distintos medios que al ofrecernos los datos curriculares de la misma, incluyen de soslayo: «De Cospedal, joven, dinámica, ‘madre soltera’,…….»

Yo me pregunto: ¿A quién le importa la vida personal de la misma? ¿Si hubiera sido hombre, lo hubieran resaltado? ¿Por qué muchos medios ensalzan incluso el hecho de que la nueva secretaria general sea una mujer?

En mi línea con anteriores reflexiones, considero que estas informaciones no son más que clichés sexistas y pretenciosos que intentan vincular una determinada opción personal con un tipo de mujer moderna, competente… y de nuevo entran aquí en juego los prejuicios con sus perjuicios.

A mi entender, se trata de datos que aportan subliminalmente otros mensajes de mayor calado. En periodismo no deben existir las palabras gratuitas, sino la concreción lingüística cuyo significado se ajuste exclusivamente a la semántica. Todo lo demás, se considera opinión. Por esta razón coincido con la tesis de que los medios de comunicación ejercen «el cuarto poder».