Crisis y más crisis

Suponía que el debate sobre el estado de la Nación emplearía buena parte de su tiempo en el tema que a todos, de alguna manera, nos afecta: la crisis económica. Esperaba autocrítica y, sobre todo, soluciones concretas. Parece que el Presidente del Gobierno ha asumido algunos errores y ha lanzado algunas consignas más bien electoralistas. 

No voy a entrar en las causas que han provocado esta crisis internacional. No podría porque no soy economista y me parecería osado. Simplemente voy a enumerar algunos de los problemas con los que nos hemos encontrado en mi profesión, la periodística, por poner algún ejemplo que conozco más de cerca.

De momento, en los últimos seis meses, dos millares de periodistas han perdido su empleo en España y se espera que en lo que que queda de año esta cifra pueda duplicarse. Grandes monopolios de la comunicación, que gozaban de una excelente salud y reputación, han vivido expedientes de regulación de empleos, en el mejor de los casos.

No hablemos de otros medios de influencia menor y difusión limitada. Éstos directamente han desaparecido. Las bajadas de ingresos vienen motivadas, entre otras causas, por el descenso de la publicidad y de la circulación. En cualquier caso, esas regresiones económicas han sido ajustadas con despidos masivos y unas – ya ínfimas- circunstancias de precariedad laboral.   

La situación es -como poco- deprimente, sobre todo, porque no parece que mejore hasta bien entrado el próximo año, con suerte. Coincido plenamente con Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, en que el sector «precisa actuación a fondo, respuestas creativas y originales y cooperación». Petición extensible, por otro lado, a otros sectores.