«El Padrino» llega a Coslada

¿Cómo íbamos a imaginar que en pleno siglo XXI, en España, en su capital, podía existir una trama de corrupción policial más propia de la ficción cinematográfica que de la realidad? Somos muchos los ingenuos que nos hemos sorprendido al comprobar que, en la actualidad, los episodios más sórdidos de la mafia son una realidad.

Parece ser que el Jefe de la Policía Local era el presunto líder de dicha trama que se encargaba de extorsionar a bares, comercios y prostitutas. Varias decenas de miembros de la policía se han visto implicados en tales hechos. Además, el supuesto cabecilla ya había sido sancionado sin empleo y sueldo en una legislatura anterior por un expediente abierto por el funcionamiento interno de la plantilla.

El Ayuntamiento había recibido quejas de vecinos y comerciantes que habían acusado a los agentes locales de subjetividad en los procedimientos. El Consistorio asegura que no sabía nada de la trama y alega que no había actuado de oficio por no tener denuncias. Sin embargo, sí tenía constancia de las irregularidades cometidas en las actas de inspección y de las denuncias de algunos sindicatos policiales.  

Lo realmente preocupante es que un jefe de la policía local, siempre presuntamente, pueda tener atemorizada a una población que se ha visto sometida a las arbitrariedades de un sujeto, cuya arma de intimidación es el cargo que ostenta. Y lo peor es que sus secuaces sean jóvenes recién salidos de la Academia. ¿Qué clase de principios tienen aquéllos que cambian la paz y seguridad que debieran transmitir por violencia y corrupción?

Supongo que, como vivimos en un Estado de Derecho, ahora toca depurar responsabilidades y sancionar a los protagonistas y a los que les amparan. No se puede tolerar que los que ejercen la autoridad la empleen sin impunidad. También los dirigentes políticos, sean del signo que sean, deben asumir sus competencias. Sólo espero que se aplique la justicia y que tengamos, de verdad, una protección digna.